jueves, 27 de marzo de 2008

Retorno de Castilla la vieja


Cuesta adaptarse al bullicio, al ruido, al tráfico, a la vuelta del lugar donde la tierra se une al cielo sin intermediarios.
Una vez más he dejado los campos eternos sabiendo que el regreso siempre es inminente, nunca te llegas a ir de Castilla.

Cada día un cielo distinto, un color distinto sobre la tierra.
Mañanas de lluvias cerradas y tardes de nubes blancas y cielos azules, mañanas de cielos rasgados de color azul intenso, y tardes de nieve tímida.
Y el sol del atardecer parece no querer abandonar el campo, las nubes se tornan rosadas y adquieren sombras, en fin...cada día un cuadro distinto, un reto absoluto para el mejor de los pintores...tonalidades de rojos, azules, grises, verdes...

Como siempre ha sido un placer, esperando volver a recorrer los caminos inmensos donde el aire frio te sonroja las mejillas, y la cabeza se sumerge en sus quehaceres.